sábado, 21 de enero de 2017

Sucre, donde nació Bolivia

Cuatro nombres muy gloriosos tiene nuestra capital 

son La Plata, Charcas, Sucre, Chuquisaca la inmortal.

 



Sucre es la capital oficial de Bolivia y probablemente la niña bonita, la más agradable, una ciudad reposada que, desde el primer momento, produce una sensación placentera de tranquilidad. Es conocida como La ciudad blanca por su arquitectura, su aspecto y su color que, en ciertos aspectos, recuerda cualquier pequeña ciudad andaluza actual. También se conoce como La ciudad de los cuatro nombres por las diferentes denominaciones que ha tenido: Charcas, La Plata, Chuquisaca y Sucre.


El Padrino de la República. A este sacerdote diputado por Potosí, Manuel Martín Cruz, al que la gente llamaba Paco Chico, se le conoce en Bolivia con el sobrenombre de Padrino de la República porque a él debe precisamente el país su nombre actual. Tras proclamarse en 1825 la república de Bolívar en la Casa de la Libertad de Sucre, el diputado propuso que se cambiase el nombre inicial de República de Bolívar por el de República de Bolivia. El sencillo argumento del sacerdote tuvo una gran acogida. En esencia decía   “...pues si de Rómulo es Roma, de Bolívar debe ser Bolivia”. 



El centro de Sucre se encuentra rodeado de colinas por lo que, si se quiere apreciar bien el tamaño y el aspecto de la ciudad en su conjunto, lo mejor es lanzarse cuesta arriba por alguna de las calles empinadas, hasta llegar a uno de los lugares desde el que mejor se divisa la capital de manera global, que es la Recoleta. 


La Recoleta es un privilegiado mirador, construido en 1979 en la base del cerro Churuquella, desde el que se puede disfrutar de todo el esplendor de la ciudad. La zona en sí es muy interesante. Además de la visión privilegiada de la ciudad, se disfruta de la vida en la plaza, con la fuente de La Peregrina y flanqueada por unas llamativas arcadas. En una de las esquinas hay un antiguo reloj de sol y enfrente la iglesia del monasterio franciscano de La Recoleta. Un buen lugar desde el que se aprecian las mejores vistas de la ciudad y donde uno se puede sentar tranquilamente en su corredor porticado a ver pasar el día. 



Entre otros valores incuestionables, Sucre atesora el haber sido determinante en la historia del país. Cualquier lugareño al que se le pregunte en la plaza 25 de Mayo por los sitios a visitar en la ciudad, señalará con aire de suficiencia el lugar en el que se firmó la declaración de independencia de Bolivia, la Casa de la Libertad, avalando al mismo tiempo el indudable interés de la indicación con un contundente “Es que aquí nació Bolivia”, que repetirá con orgullo.


En Julio de 1825, en la Sala Mayor de esta Casa de la Libertad, antigua universidad de San Francisco Javier de Chuquisaca, se reunió la Asamblea de Diputados de las cinco provincias altoperuanas (el Alto Perú abarcaba entonces gran parte de Bolivia y el sur de Perú), convocada por el mariscal Sucre para deliberar sobre el destino del país. El resultado final fue la decisión de rebelarse contra el Reino de España, proclamar la independencia y fundar la nueva República de Bolívar. 

En un lugar destacado de la sala figura el retrato de Juana Azurduy, la gran heroína de la independencia del Alto Perú. Mestiza y huérfana desde edad muy temprana, pasó sus primeros años en un convento de monjas de su provincia natal, Chuquisaca. Iniciada la revolución independentista se unió a los ejércitos populares, creados tras la destitución del virrey. Por sus valientes intervenciones se le otorgó el rango de teniente coronel de las milicias. Murió  a los ochenta años de edad en la miseria más absoluta.

El que en Sucre se haya asentado inicialmente la Real Audiencia de Charcas (máxima autoridad judicial de Cochabamba, Chuquisaca, La Paz, Potosí y Puno) y posteriormente la del Estado boliviano, así como la Corte Suprema de Justicia, le ha ido proporcionando a la ciudad un aire distinguido, un reconocimiento especial y el tono influyente del que ahora goza.




Sucre es una ciudad agradable para pasear, una ciudad con un centro urbano interesante (de hecho, su casco histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco debido a su estado de conservación y por ser un claro ejemplo de la arquitectura de los tiempos coloniales), fácil para recorrer a pie, con casitas bajas bien saneadas, que en muchos aspectos recuerda más a un pueblo que a una capital.


Catedral metropolitana de SucreSe encuentra en la plaza 25 de mayo. Aunque la construcción comenzó a mediados del siglo XVI, se interrumpió en varias ocasiones y no estuvo terminada hasta el año 1712, por lo que tiene una mezcla de características arquitectónicas de los estilos renacentista y barroco con influencias mestizas. 


La Plaza 25 de Mayo. Es el corazón de Sucre. Grandes palmeras, bullicio, palomas y gente sin prisas. En el centro una estatua del mariscal Sucre, alrededor edificios coloniales, administrativos y religiosos, así como regios caserones de noble porte. 


Convento y callejón de Santa Teresa. El Convento de Santa Teresa, muy querido en Sucre, es un convento de clausura de las madres carmelitas. Las monjas venden diariamente naranjas confitadas caseras, dulces, higos y limas por medio de una pequeña puerta giratoria. A un lado, el callejón de Santa Teresa, un pasaje rodeado de historias misteriosas, que se consideraba estaba embrujado. La gente no pasaba por allí. Llegó a pavimentarse con huesos de rodilla de vaca dispuestos en forma de cruz, símbolo de buena suerte local. El callejón se consideraba un lugar siniestro y se pensó que era la manera más adecuada de proteger a los transeúntes. En la década de 1960 fue repavimentado con los adoquines que se ven hoy.

Simpáticas cebras humanas. En Sucre y en alguna otra ciudad boliviana, sorprende la presencia de personas disfrazadas de cebras en medio de la calzada. Son educadores ciudadanos que se encuentran en puntos estratégicos para mejorar el comportamiento de conductores y peatones de forma amigable; evitan que los vehículos invadan los pasos de peatones, que los viandantes circulen por la calzada o que crucen cuando el semáforo está en rojo.

El que en Sucre se haya asentado inicialmente la Audiencia de Charcas y posteriormente la del Estado boliviano, así como la Corte Suprema de Justicia, le ha ido proporcionando a la ciudad un aire distinguido, un reconocimiento y el tono influyente del que ahora goza.








Sucre es una ciudad agradable para pasear, una ciudad con un centro urbano interesante (de hecho, su casco histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco debido a su estado de conservación y por ser un claro ejemplo de la arquitectura de los tiempos coloniales), fácil para recorrer a pie, con casitas bajas bien saneadas que, en conjunto, recuerda más a un pueblo que a una capital.






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