El lago navegable más alto del mundo y el lago sagrado de los incas. Situado en el altiplano andino a una altitud de 3812 m. Es territorio compartido casi a partes iguales entre Bolivia y Perú.
Dicen que hace mucho tiempo, el lago Titicaca era un valle fértil cuyos habitantes vivían felices. Los Apus, los dioses de las montañas, los protegían a condición de que no subiesen a las montañas donde ardía el Fuego Sagrado. Un día, los hombres quisieron llegar a la cima y los Apus decidieron exterminarlos. Miles de pumas salieron de las cavernas y los devoraron. Inti, el dios del Sol, se puso a llorar. Sus lágrimas eran tan abundantes que inundaron el valle. Solamente un hombre y una mujer pudieron salvarse. Cuando el sol brilló de nuevo, el hombre y la mujer vieron con sorpresa que bajo el cielo azul, en medio de un lago inmenso, flotaban los pumas transformados en estatuas de piedra. Desde entonces llamaron al lago Titicaca, el lago de los pumas de piedra.
No se puede saber si esa aureola mágica que desprende el lago Titicaca pudiera deberse a que Manco Capac y Mama Ocllo, los hijos de Inti, el dios sol, hubieran nacido aquí como dice la leyenda.
En cualquier caso, es verdad que algo especial tiene el lago Titicaca cuando en todo el mundo despierta sensaciones encontradas, una curiosa mezcla de misterio inquietante y relajante placidez. Parece que las aguas de color azul intenso atraen irremediablemente a los viajeros y a la vez los atemorizan.
En realidad, el lago Titicaca son dos lagos unidos por el estrecho de Tiquina. El más grande es el lago Mayor también llamdo Chucuito. Al sur, el llamado Menor o Wiñay Marka.
Huatajata es un pueblo a orillas del lago. Los pobladores son antiguos kallawayas, sanadores tradicionales, expertos en plantas medicinales (en aimara kallawaya significa país de los médicos). En Huatajata vive la familia Limachi, que son los últimos constructores de embarcaciones hechas con totora, una especie de junco que crece en el lago. De sus manos ha salido la embarcación RA II con la que el explorador noruego Heyerdhal cruzó el Atlántico en compañía del joven Limachi y otros seis hombres, para demostrar que se podían hacer grandes travesías por el mar hace mucho tiempo, lo que explicaría las similitudes entre las pirámides, las momias y la escritura jeroglífica de México o Perú y Egipto.
Isla del Sol. Además de ser la más grande del lago, es la isla sagrada de los incas y un lugar maravilloso para relajarse. Conserva vestigios arqueológicos de diferentes culturas, desde tiwanakotas hasta incas, pasando por aimaras o quechuas. Tiene un relieve pronunciado, con terrazas para el cultivo. El punto más alto es el cerro Chequesani de 4075 m. Casi desde el mismo embarcadero de Saxamani arranca la Escalinata del Inca, que asciende unos 60 metros por encima del lago. Allí se encuentra la Fuente de las Tres Aguas, de la Purificación, de la Vida y de la Juventud. Al final se accede a un estupendo mirador desde el que se aprecian las cimas nevadas de la cordillera de los Andes en todo su esplendor.
Isla de la Luna. También conocida como isla Koati, al norte de la península de Copacabana y al sudeste de la isla del Sol. Es la segunda isla sagrada de los incas y conserva restos de la antigua civilización. La isla es pequeña, poco más de 1 km², pero el panorama de la cordillera Oriental que se puede apreciar desde ella es impresionante. Alberga las ruinas de lo que posiblemente fue un Acllahuasi o Templo de las vírgenes del Sol, al que las niñas eran llevadas a partir de los 10 años de edad. Se seleccionaban mediante convocatorias anuales en todo el imperio como pago de tributos hacia el inca o, en muchos casos, ingresaban por voluntad propia.
A orillas del lago Titicaca se encuentra Copacabana, un pueblo pequeño que no tiene mucho que ver con la famosa playa de Río de Janeiro, pero que es particularmente célebre en Bolivia por su Santuario, que ya desde tiempos precolombinos era lugar de culto y ceremonial. Si hoy se venera a la Virgen Morena o Virgen de Copacabana, a la que adoran por sus rasgos indígenas, antiguamente era meta de peregrinaciones hacia la Isla del Sol y de la Luna.
La actual iglesia católica data del siglo XVI. Sobre la fachada blanca del edificio destacan las cúpulas brillantes y en el interior sobresale el altar reluciente de oro y plata. Hoy el Santuario de la Virgen de Copacabana es centro de espectaculares peregrinaciones, donde se mezclan ritos de la religión católica con tradiciones indígenas.
Según algunas fuentes esta ciudad toma su nombre de la expresión “Coppa-kcaguaña”, el “camino de las estrellas que lleva hacia dios” (desde allí se aprecia claramente esa brújula natural que es la Cruz del Sur). Otros creen que es llamada así debido a la españolización del nombre de la precolombina deidad andina “Copakawana”, que vendría a ser el equivalente a la diosa griega Afrodita o la romana Venus. El culto que se rendía a Copakawana era para que bendijese las uniones y favoreciese la fecundidad.